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Showing posts from July, 2020

Marea alta

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Luna sobre una colina de invierno, mientras camino junto a ti bajo una débil llovizna. Luna llena, dos paraguas, abrigos que nos impiden el abrazo. No me gustan las cosas que se amontonan y tu regalo irá al montón de libros sin leer, la dedicatoria guardada en el cajón de la mesita de noche. Tengo que recordar cada vez que me acuesto que no somos nada, dos extraños compartiendo experiencias. Si pudiera describirte como un paisaje serías una playa en invierno con marea alta, en verano abarrotada de huellas humanas que desaparecen según pasan los meses como la marea va bajando. Tú eres esa playa en invierno, nadie quiere internarse en el frío mar, corazón herido, ni los pescadores se atreven a salir del puerto en busca de sustento. Frío, indecisión, movimientos que dan respeto. No te tengo miedo pero no quiero abrasarme en tu agua helada. Mi lugar es el bosque, no el mar. No puedo acompañarte. No soy sirena sino ave diurna en su nido.

Gaia

El miedo, el terror de la noche. Encerrada bajo tierra, latente. Agua fresca de rocío sobre la superficie. Amanece, sale el sol, así día tras día, despacio hasta que llega el momento en que decides salir del encierro y con sorpresa, ves la luz. Color, campos, hay algo de niebla en el horizonte, restos de escarcha color plata. La noche oscura olvidada. La lucha por salir del encierro, perdida en el tiempo, raíces que te mantienen sujeta. Una suave brisa te empuja, te mueves y respiras. No puedes huir del miedo, tus raíces son poderosas y están bien sujetas a la tierra, al salir el sol el miedo se disuelve como el rocío al paso de la mañana, bajo el calor del sol. Alrededor una compilación de colores, reflejo de luz, un pajarillo aparece revoloteando en busca de alimento. Cae la noche de nuevo pero, ya no hay miedo. Seguridad de que el sol invernal arrastrará hasta la última gota de humedad y negrura. 

En confinamiento

Calma, dónde encontrarte. Te busco y ni siquiera en sueños te encuentro. Pesadillas, no descanso. La madrugada llega pronto. Desde temprano, antes que salga el sol hay movimiento en mi cabeza. Mi cuerpo sentado, de pie, inmóvil pero mi mente pensando. Problemas inexistentes, no soy la única, conversaciones entrecortadas, difíciles instrucciones. No entiendo y lo peor es ese sentimiento, sentimiento colectivo, ansiedades que traspasan atmósferas. Da igual, es indiferente, no me puedo excluir, escapar a dónde, a ningún lugar. Mi cabeza no está en ningún sitio, mi mente, mi pensamiento... Inhala paz, exhala amor y qué es el amor, salvo una canción desesperada. No lo sé, no sé nada. No quiero pensar más, sonidos que me atrapan, voces, lo que queda escrito puede ser tergiversado, se puede volver contra ti, contra mí que soy la que escribo. Ahora da igual, da igual la calma, el agua, la sal, el fuego, cuidado no romperte una pierna. Cuidado, alerta, tú callada, no alces la voz, no propagues...

Mujeres

Primogénita de primogénitas, estirpe que termina. Cinco generaciones y un siglo de existencia de la rama del árbol. Un árbol que, perfectamente podría ser un olivo, por la salvedad de que la yema en la que creció la rama no procedía del Antiguo continente, sino de allende los mares. Tuvieron que pasar cinco generaciones para que el poder de Centroamérica se manifestara en ella, la mujer. Cúbrete el vientre con una faja, vientre sagrado. Capacidad de sanación, perdida al llegar a este pueblo castellano con uno de los terratenientes. Por ser la hija de una hechicera, ojos verdes en lugar del oscuro de su pueblo. Esta niña está maldita, pero era la hija de la hechicera, nadie se acercaba mucho a ella, pero sí acudían a su madre en cuanto tenían algún dolor. Ella, la niña, la que vagaba por la selva hablando con los árboles, con los animales, ayudando a su madre a preparar ungüentos y a cuidar de sus hermanos menores. Patrón, en cualquier caso, repetido por todas sus descendientes. D...

Noches de enero

UNO Mes de enero, frío intenso y oscuridad. Las promesas de año nuevo olvidadas. En la calle las sombras parecen estar fantasmas y las criaturas parecen estar acechando, sonríele a Halloween, esto es pavor. Son las siete de la tarde, ella camina la distancia que separa del autobús a su piso, al hogar donde lo único que la espera es su gato y un yogurt en la nevera. No puede comer desde hace días, Gato reclama su pienso así que el domingo acudió a un hipermercado cercano, compró comida animal, café, galletas y sushi preparado para cenar. Era miércoles por la tarde, desde hacía tres días sólo se alimentaba de eso, galletas y café. Desde hace tres días, Gato ha dejado de maullar y se esconde debajo de una manta cada vez que resuenan los pasos de los vecinos del piso de arriba. Ella no recuerda que pasó aquel lunes, oscuridad. El sábado recogió la casa y salió a cenar con amigas, conversación ligera, buen vino, risas… pero ella sonreía mirando como una simple espectadora, abstraída. ...

Ondas de radio

En el silencio de la noche, madrugada de un lunes laborable, en un barrio tranquilo, insomnio. Mujer sola, treinta y muchos años, instruida y siguiendo la corriente minimalista, más por economía que por moda actual. No tiene televisor ni le gustan los videojuegos, sí conexión wi-fi y varias pantallas a su disposición. Quiere cerrar los ojos y dormir, pero no puede. Demasiados cigarrillos, dos cafés demasiado tarde y las consecuencias después, es igual cada domingo. No quiere encender el ordenador y apaga el móvil a la hora de acostarse desde que un día la llamaron a las dos de la mañana desde un número de California, ella se asustó, no respondió, no conocía a nadie en ese lugar. El despertador conectado, van pasando las horas, se desespera hasta que dan las tres. Es cuando comienza ese programa en la radio local que la acompaña en las noches de insomnio, de domingo a lunes. No sabe por qué siempre termina llorando, las primeramente llamadas ondas hertzianas le traen mensajes de gente q...

COMUNIDAD DE VECINOS

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Una de las razones por las que me mudé a este vecindario fue la amabilidad de la portera, una portera de las de toda la vida, servicial y cómo no, cotilla hasta el extremo. Pero lo que más me impresionó fue el gato que la seguía a todas partes, a mí me gustan los animales, no hasta el punto de considerar habitar con uno de ellos, pero, este gato tenía algo especial. Era gordo, lustroso, un poco perezoso, y una mirada que traspasaba a cada vecino y les hacía sonreír, incluso a la señora mayor del cuarto que odia a los animales y cada vez que le ve sin compañía de la portera le suelta un puntapié, ella sonríe y el gato bufa, ahí acaba la relación. La portera le alimenta cada mañana y el gato está puntual a las ocho delante del edificio esperando que llegue su desayuno, a media tarde recibe su merienda y de vez en cuando husmea en alguna bolsa de algún vecino y recibe algún pedazo de fiambre, es un gato extraño, un poco como el del País de las Maravillas, pero este no desaparece, se de...

Relato imaginario de mi vida interior

LA MANO IQUIERDA Simetrías humanas que son irregulares. Para aplaudir, para eso sirve. Siempre será la otra, la joyería que la adorna lo testifica. Es la mantenida, la que sólo trabaja en el ordenador con las uñas impecables, las otras uñas, las de la mano derecha son para echarse a llorar. Sujeta el peso de un brazo apoyado en una mesa. Sujeta la bandeja de la cena, qué iba a hacer la derecha sin la otra, tirar toda la cena antes de llegar al comedor. Para eso sirve, compañía, sólo un apoyo. La cabeza sobre ella mientras escribo manuscritos, dedos hiper laxos que sujetan el papel, como me enseñaron en la escuela. Escribe, escribe… cambia los bolígrafos por el teclado del ordenador. No sé usar un cuchillo, ni un cepillo de dientes con la mano izquierda y eso me frustra, pero tengo que conformarme con lo que tengo porque sí sé acariciar. Está aquí, no será tan fuerte, pero forma parte de un cuerpo, eso me consuela, sin ella sería un cuerpo mutilado. LA MANO DERECHA Pod...

Fertilidad

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Luna nueva, consciencia. Esta noche plantaré una semilla, sola. No es la semilla del amor, no hay un él implicado. Será un hueso de aceituna, de las que te comiste en la ensalada de hoy. El hueso, la tierra, el agua y la luna. Campos de olivos, aceite con pan. En la cocina, el centro neurálgico de las casas de mis abuelas, donde los hombres sólo entraban a comer, ellos eran los que habían puesto la semilla, los que llevaban el pan. Ahora, expresión extraña hay pan, aceite, aceitunas y pájaros en el cielo. Pero necesito campo, necesito volver a la casa de mi abuela. Gasolina, un vehículo. Estoy lejos. Hoy, me doy cuenta empiezo una nueva vida. Quiero ir al campo a segar, quiero despiezar pollos como lo hacían mis abuelas, quizá conejos. Y cocinar a fuego lento en una cazuela. Caldos, salsas, guisos, sofritos. Alimento. No hablo en sentido figurado. No quiero alimento para el alma ni para el espíritu ni para la conciencia. Quiero alimento para mi cuerpo, nutrirlo. Manzanas y peras en sep...